lunes, 26 de noviembre de 2007

De tardes velazqueñas y edificios moneeros

Los que me leáis de hace tiempo sabréis que soy pa echarme de comer a parte, bastante introvertido y con claras tendencias depresivo-obsesivas, pues para confirmar todo eso, he cogido y solito me he pirado al Prado, que todavía no había visto la ampliación y de la que hablare luego un poco, asinque me he puesto el disfraz de maricostrilla cultureta con sus accesorios y allí que me he plantado, y como soy raroquetecagas, haciendo la cola estaba escuchando spaceofsound radio! (siesquesemepegató y asin no se puede). Lo primero muy mal lo de las taquillas, hoy se notaba que al ser domingo y gratis había mas gente, pero me parece bastante cutre como lo tienen montado, yo para no agobiarme he pagado para la expo de Velázquez (la entrada gratuita no incluye esta exposición) así veía la ampliación y alguna obra de Velázquez que han traído para la ocasión, como la Venus del espejo.

La exposición de Velázquez muy interesante, me gustó más la anterior que vi, la de Tintoretto, pero debe ser porque conocía menos su obra y el Lavatorio, el uso de la luz y el color me dejó flipando, casi tanto como Las Meninas de Velázquez. Muy recomendable hacerse con la audiaguía, si como yo no quieres pagar los 3,5 adicionales a los 8 euros de la exposición existen archivos mp3 en el emule, o imprimete lo escrito de cada cuadro de la exposición.

Sobre la ampliación, pues me ha parecido poca cosa la verdad, esperaba algo más amplio, más grande, quitando el hall principal, la tienda y la cafetería, la parte destinada a acoger exposiciones temporales me ha parecido pequeña. La ampliación y conexión con el claustro de los Jerónimos se ha realizado bajo tierra, y el edificio del claustro por fuera me ha parecido excesivamente sobrio y muy poco innovador. Tampoco digo que todo tenga que ser como lo de la Adid y menos un edificio que está pegado a la iglesia de los Jerónimos, pero a mi Moneo no me gusta, no me gusta la estación de Atocha, no me gusta lo que está haciendo en Ávila y se salva el Kursaal, pero no deja de ser otro mazacote que para darle el toque innovador distorsionó su volumetría. Por dentro, lo que se dice funcional, lo mejor es el lucernario y el la sala del claustro, que además ha tenido que ser un trabajo faraónico, se desmontaron todas los bloques de piedra de la fachada interior del claustro (es lo único que quedaba en pie), se restauraron y se volvieron a montar.

Después un paseito y un café del starbucks, que aprieta el frio.

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